Mi nombre es Alberto Lafarga. Me gradué como médico allá por la década de los 90.

Al fin podía ayudar a la gente a estar y a sentirse sanas.

Pero pronto me topé con la realidad.

Al hospital acudían gran cantidad de pacientes con dolor de cabeza, lumbalgia, cuadros de ansiedad, brotes de dolor incapacitante…todo un abanico de síntomas que volvían una y otra vez y, que aparecían cuando menos se los esperaba.

Comprendía su desasosiego cuando ni las pruebas de imagen ni las de laboratorio hallaban lesión que explicara y justificara sus síntomas. Faltaba una explicación a tanto sufrimiento que fuera más allá de los aspectos psicológicos de cada individuo.  

A medida que los años pasaban aumentaba la evidencia del fracaso de los fármacos para los casos de dolor persistente, mientras crecía el número de quienes lo padecían. Esta tendencia aún se mantiene.

Empecé a investigar qué se estaba haciendo con respecto al dolor en esas situaciones en otras partes del mundo. La Neurociencia aportaba nuevas ideas, percepción, aprendizaje, creencias, expectativas, placebo, nocebo… y una que no deja de sorprenderme, la plasticidad neuronal. La capacidad que tienen las redes y circuitos neuronales de modificarse a lo largo de toda la vida para adaptarse a distintos entornos.

Mi curiosidad iba en aumento.

Buttler y Mosley, en Australia, Louis Gifford en Inglaterra y Arturo Goicoechea, en España, iban por delante, aplicaban estos conceptos y el modelo de “error evaluativo” para el afrontamiento teórico y práctico del dolor. Cuánto más estudiaba sobre el tema y lo aplicaba con mis pacientes, no podía evitar compararlo con lo que había hecho hasta ahora, este enfoque funcionaba.

Esto me llevó a crear el programa Entiende tu dolor, recupera tu vida. Una intervención educativa desde una perspectiva biológica en la que el paciente adquiere conocimientos sobre el dolor, su fisiología, su función y en base a ese conocimiento se convierte en el protagonista de su recuperación.

Evidencia científica

A día de hoy, en España, el tratamiento del dolor desde el ángulo de la educación en neurobiología se aplica en el ámbito privado y en la sanidad pública de algunas comunidades con resultados esperanzadores. Los siguientes artículos científicos lo avalan.

  1. Intervención grupal basada en la educación en neurociencia del dolor para pacientes con fibromialgia en atención primaria: mejora la calidad de vida y control de los síntomas. Reducción del impacto del dolor, ansiedad, depresión y catastrofismo. Enlace externo
  2. Tratamiento multicomponente para fibromialgia basado en la educación en neurociencia del dolor. A las 6 semanas, menos deterioro funcional, ansiedad, miedo al movimiento. Enlace externo
  3. Dolor osteomuscular. Programa de educación en neurociencia acompañado de ejercicio físico en grupo. Mejora de calidad de vida, menos ideas catastrofistas, miedo al movimiento, discapacidad, intensidad del dolor. Buena evolución a los seis meses. Enlace externo
  4. Intervención grupal en fibromialgia explicando neurobiología del dolor. Al mes de cuatro sesiones, 44 pacientes (52%, IC 95%: 41%-62%) ya no cumplían los criterios de fibromialgia y, al final del seguimiento, 56 pacientes (66%, IC 95%: 55%-75%). Enlace externo
  1. Migraña y pedagogía en neurobiología del dolor en intervención grupal. La educación en neurociencia del dolor es eficaz para prevenir ataques de migraña.  Intensidad del dolor y toma de medicación bajan significativamente. Los días perdidos por migraña se reducen a la mitad. Enlace externo
  2. Intervención grupal en fibromialgia. El 49% de un grupo de 35 pacientes se libró de los síntomas exigidos para el diagnóstico de fibromialgia y un 20% obtuvo una mejoría moderada. Enlace externo
  3. Dolor crónico. Consistió en una combinación de educación en neurociencia del dolor más actividad física. Se observaron importantes mejoras clínicas, de calidad de vida, reducción de la intensidad del dolor, catastrofismo, kinesiofobia y discapacidad. Enlace externo

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